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Miércoles, 02 Diciembre 2015 Escrito por Rafael Castelló Categoría: Eje Central Visitas: 5179

 

Todo proceso terapéutico se sustenta en la revisión de material del pasado, de experiencias de vida no digeridas,  en las vivencias que estas vivencias despiertan en el presente y en definitiva en una deseable actualización de potenciales que se proyecten al futuro.

También tiene como función hacer consciente lo inconsciente y constatamos que el inconsciente tiene su hábitat en el cuerpo, la Terapia de Eje Central trata de propiciar una vía directa del cuerpo a las emociones y de las emociones al cuerpo, creando una sensación de darse cuenta, de ser consciente, de liberación y de explicación que va más allá del pensamiento. 

La TEC propone darle a la mente su lugar, (el justo y no todo el lugar como otras técnicas terapéuticas propugnan) para ello, como primera forma de acceso a la regulación de la importancia de la mente, se prioriza

  • la consciencia del cuerpo y la descripción de las emociones. Se intenta restarle importancia a la mente obsesiva.
  • revisar las palabras con las que formulamos nuestros pensamientos
  • objetivar las creencias que determinan la forma de filtrar nuestra visión de la realidad

Es indispensable conocer el cuerpo y su funcionamiento, principalmente del diafragma y por ende de la respiración para crear la consciencia corporal que permita liberar el inconsciente. 

Incluso en el mundo de las ideas y de los proyectos se utiliza la frase “tomar cuerpo” a algo que se consolida, también se utiliza el término “vertebrar” para describir el ordenamiento, la colocación en su sitio de ideas dispersas, y esto es precisamente lo que se busca en la TEC, ordenar conscientemente el pensamiento, las ideas negativas, las ideas obsesivas... 

Consideramos necesario comprender lo que sentimos, relacionar nuestras sensaciones y pensamientos con fenómenos vividos y esto se realiza progresivamente a medida que somos capaces de acercarnos de forma automática, espontánea y consciente a nuestro Eje Central, para ir soltando las reacciones que determinan nuestros pensamientos y los pensamientos que generan reacciones emocionales.

El discernir entre los pensamientos obsesivos que siempre están al servicio del síntoma o de aquello que nos hace sentirnos mal y los pensamientos creativos, que ayudan a la conciencia a integrar la vida, es una forma de entrenamiento mental. 

Para poder enfocar la solución a muchas de nuestras sensaciones de angustia y sufrimiento necesitamos la reducción de pensamientos y hacer consciente las creencias o pensamientos que anclan las respuestas emocionales.

Podemos afirmar que no existen pensamientos neutros, que todo pensamiento crea una respuesta emocional más o menos intensa.

El recordar o evocar una vivencia traumática puede generar la misma repuesta que la vivencia generó en su momento, seguramente  con menor intensidad, esto lo podemos verificar cuando imaginamos una situación fóbica, aun sabiendo que es pensada y no real, no podemos evitar las respuestas de miedo o angustia.

El pasado no puede ser cambiado, pero si, a través del trabajo terapéutico o de crecimiento personal, se cambia la relación que mantenemos con el mismo, haciendo posible vivir en el presente, y por ende, cambiar el futuro. 

Para la explicación, aceptación, comprensión, integración del pasado y de nuestro presente, la TEC se apoya en una comprensión amplia del inconsciente y en los principios propuestos por Hellinger en su teoría sobre los Ordenes del Amor:

  • Primer Orden del Amor: La pertenencia
  • Segundo orden del amor: La jerarquía. Aplicada en el tiempo
  • Tercer Orden del amor: Reciprocidad: la igualdad entre dar y recibir

 

 

 

Este nuevo paradigma de integración con una visión transgeneracional  y sistémica se ha ido imponiendo en nuestra forma de entender el proceso terapéutico y ha ido rompiendo los viejos esquemas de interpretación de la relación terapéutica, de los procesos de transferencia y contratransferencia, del objetivo de la terapia, del enfoque de las soluciones, para convertirlos todos ellos en una terapia para la vida y no en una terapia para teorizar la vida.

Por otro lado, las teorías físicas e hipótesis del Dr. Jean Pierre Garnier sobre el "desdoblamiento del tiempo" han completado esta visión con el fin de tener en cuenta el futuro como forma de abordar el proceso terapéutico.

Podríamos simplificar la explicación de sus teorías diciendo que a través de nuestros pensamientos estamos proyectan de forma inconsciente el futuro, de tal forma que cuando el pasado ocupa gran parte de nuestro contenido mental, estamos proyectando un futuro que repite esquemas y respuestas ya conocidas y cíclicas. Es pues una proyección consciente del futuro una de las formas de superar esos ciclos obsesivos y de vivencias repetitivas.

 

   
   
   
   
   
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